Operaciones especiales y el concepto "sobre la marcha"...

Nos dieron cita a las 15:30 en el CDLC para ver el plano de situación de las mesas. No sabíamos cómo y dónde íbamos a bailar hasta que no se montara el comedor. El CDLC es un local precioso, me atrevería a decir, sin miedo a equivocarme, que es uno de los locales más bonitos de Barcelona. Era a aquellas horas también un ir y venir de gente... preparativos, listas, un mar de rosas blancas, centros de mesa, velas, indicaciones ... marejada fuerte marejada...

Dimos las indicaciones pertinentes a las personas encargadas de la música y las luces. Veíamos como las mesas se iban colocando en el comedor, intuyendo que una vez puestas, casi no iba a caber un alfiler... a pesar del precio del menú... 215€ + IVA.

Eran las 17:30 y todavía no estaba montado así que después de hacer un poco de investigación y prospección del terreno, nos fuimos...

Nada más bajar del autobús hacia mi casa, me lancé a comprar UVAS porque debido al trajín percibido y a mi intuición femenina y que además soy muy previsora, pensé que era mejor prevenir que curar.

Hacia las 19:30 nos encontramos en el cuartel general de la operación, mi humilde morada, donde además de proceder al ritual del maquillaje y engalanamiento de cabezas, maquinábamos los numerosos cambios necesarios debido a la arena donde nos íbamos a tener que mover... no sólo por los comensales sino también por los camareros con los que compartiríamos espacio mientras actuábamos.

Y nos bajamos para el CDCL.

Llegamos cuando se servían los aperitivos:

- Raviolis de mango rellenos de creme fraiche y eneldo de caviar iraní beluga imperial.

- Terrina de foie con chutney de piña, espuma de soja y tobiko wasabi.

- Temaki de cigala, espárrago verde, rúcula, zanahoria y mayonesa de lima.

- Crema de espárragos blancos con piñones al curry y jamón ibérico de bellota.

Y nosotras ... con un tentempié en el cuerpo a base de frutos secos y cócktail japonés del Mercadona y un par de quintos ...

Nos atrincheramos en el escaso cuarto donde el personal del local se cambia y nos preparamos para el primer pase.

Y mientras un poderoso entrante hacía la aparición en el comedor: Bogavante con risotto de ceps, cremoso de guisantes y aire de fruta de la pasión, llegamos nosotras dispuestas a hacerle sombra.

Cual náyades despedidoras de años viejos, nos adentramos en lo que físicamente era un laberinto de mesas y mentalmente otro de incertidumbres.

Tras entrar a la perfección ... esperábamos la segunda pista musical cuando un pitido ensordecedor elevado al a máxima potencia y al máximo exponente, se instaló en el equipo de música, parecía que anunciaba una alerta nuclear, palabra.

Afortunadamente, el imprevisto nos pilló en una pose cómoda, habíamos acabado la primera pieza en el suelo y esperábamos la entrada de la seguda pista para subir de él. El pitido seguía omnipresente y nosotras estábamos a punto de incubar algo, no por la posición, aunque también pudiera ser, sino por la situación.

Tras la densa y larga espera finalmente sonó la segunda pista y volvimos a florecer cual ninfas en el comedor.

Más tarde, Mónica nos contaba que había abandonado su posición al no vernos en el comedor, pero cómo nos iba a ver si estábamos agazapadas entre las mesas, como mandaba la posición!

Ella se había levantado y recorría el pasillo de salida aturdida por el pitido y la situación en busca de una solución o de ayuda sonido-humanitaria. La verdad es que el momento pitido fué denso. En su camino encontró a Diana agazapada y fué entonces cuando cayó en la cuenta de que no nos habíamos movido así que volvió a donde había partido.

Mientras bailábamos, el sonido tintineante de los cubiertos y la algarabía de los comensales, unos entregados al bogavante y otros atentos a las ninfas, observando o bien immortalizando el momento con sus cámaras. Mucha gente pensó que era parte de la actuación ?¿?¿?¿??¿, lo del pitido ... ¿?¿?¿?¿ quizá fueran los efectos del Bocos Crianza Ribera del Duero... lo dudo...

Nos cambiamos para el segundo pase y los dejamos hincando el diente al cochinillo confitado con pudding de calabaza y puré de berenjena ahumada...

Y coincidiendo con el postre, Tatin de plátano y cacao con granizado de vainilla y algodón de azúcar, volvimos a la carga, y allí desplegamos nuestras alas como guerreras entrenadas para operaciones especiales.

Y se acabó. A juzgar por las felicitaciones del personal del local y de algunos de los asistentes a la cena, todos encantados. Incluso se improvisó un pequeño club de admiradores que se fotografió con nosotras y quería sacarnos a bailar una vez dado el pistoletazo de salida al Año Nuevo.

Nos volvimos a vestir, esta vez de Fin de Año y esperamos las UVAS, a que las dieran y a que nos las dieran ... pero mis uvas del supermercado no cayeron en balde porque Di necesita comerlas sin piel y sin semillas así que le hicieron el apaño.

La mayoría de los asistentes eran foráneos así que les explicaron que tenían twelve grapes para tomarse al ritmo de las doce campanadas. No sé qué fiabilidad tendría con el horario oficial pero el caso es que allí nos tomamos las uvas. Mónica tras las 12 ingirió otras 12 porque necesitaba algo más de sustento. No nos olvidemos que no habíamos cenado! Así que doble ración de suerte!!! Si bien es cierto que no probamos el menú, damos fé de que el Dom Perignon, al que conocimos esa noche, estaba delicioso!

Y tras unos dancings para celebrar el Año Nuevo, Di escapó a una Fiesta y nosotras a otra. A pesar de que nos invitaron a quedarnos, nuestro club de fans particular nos esperaba en otros lares. Antes hicimos una paradita en mi casa y nos homenajeamos con unos ibéricos y pà amb tomàquet... faltaría más!!!

Gracias a toda la gente del CDLC que estuvo por nosotras y a Juan por confiarnos la operación especial. Nos lo pasamos en grande y aprendimos muchas cosas sobre el concepto "sobre la marcha"... Chicas que bailáis o habéis bailado en restaurantes. Ahora lo entendemos casi todo ;)

Dai, Mabel... cómo se os echó de menos!!!!
Con Dai hablamos por teléfono justo antes de salir al primer pase. Está en las Islas Afortunadas... y a Mabel la vimos más tarde con su señor esposo que se portó muy bien y estuvo bailoteando hasta altas horas de la madrugada.

Y colorín colorado este cuento se ha terminado...

Cabe resaltar que hubieron algunas anécdotas más pero no son publicables. Di, ya lo sabes... eres sorda de oído y de boquita cerrada, no? :D